2.12.05

despedirse del df

"la ciudad es increiblemente atractiva, pero no es del todo amable", me vi diciendo hoy en el metro naranjo-rojo, direccion barranca del muerto. mi propia afirmacion me quedo rebotando en la cabeza y en el pecho. hoy senti que la contaminacion estaba haciendo estragos en mi cansado cuerpo. la ciudad me esta dando señales. a pocos dias de dirigirme al aeropuerto con destino buenos aires (previo paso breve por santiago), entendi hoy que es hora de despedirse de lugares, aromas, personas, sabores y colores. entonces, pese a que polanco me parece una colonia muy poco atractiva (tiendas caras, restaurantes idem, casas pitiucas), me despedi de polanco y de sus avenidas de preciosos nombres: horacio y homero. ademas, supe que ya no podre quejarme de la oficina de migraciones (hasta nuevo aviso) y se me quebro algo adentro cuando me entregaron mi "oficio de salida definitva". sufri al ver retenido mi documento del migrante no inmigrante (fm3) y casi abrazo a la señora de la ventanilla cuando me dijo: "que tenga buen viaje, mi reina". mi estomago revuelto de hoy no me permitio tomarme el agua de jamaica de mi comida corrida, pero mire la jarra y me despedi. tambien le dije adios a los frijoles refritos (que generan siempre sensaciones muy encontradas en mi cuerpo). me arrepiento de no haberle dicho a la camarera: "me regala tortiias?", quizas era mi ultima posibilidad. en un rato me voy a despedir de arena mexico y de los luchadores. hoy es dia de compras y de salutaciones. voy por: las mascaras de mistico y el santo, fotos de dos o tres de mis favoritos, llaveros, pins, muñequitos y la playera de perros del mal (ya compre la de mistico y la del santo). espero poder ir el domingo a la arena coliseo, dicen que es muy power y no la conozco. si voy, sera un hola y un adios. ayer me despedi del repartidor y del encargado de la tienda la estreia (que ya no me pregunta la direccion cuando llamo para pedir un bidon de 20 litros de agua electropura; es obvio: nadie pide bidones, se llaman garrafones). empiezo a despedirme, en ceremonias privadas y secretas, de algunas personas que se conviritieron en referentes de mi estadia aqui: el chico que limpia parabrisas en la esquina de division del norte y urraza, la morra que vende periodicos en la misma esquina, el sr. que cuida el estacionamiento del restaurante que esta frente a anaxagoras, la vendedora de boletos, el chico que atiende la libreria gandhi de ofertas, el sr. que vende el periodico metro y los polis (todos ellos de la estacion de metro division del norte), el traedor de vela gas (garrafas), los repartidores que proveen al supermercado que esta al ladito de la casa del conejo, los jovenes que trabajan en el corralon de la caie frontera, los taqueros de diferentes lugares y sigue la lista. me acuerdo que en venecia me paso algo parecido al irme. solo que alli hice las ceremonias menos secretas: le di un abrazo al cajero del banco que me pagaba la beca y salude con alegria inmensa a los gondolieri de un puente de paso obligado. llego el momento, cada vez que haga algo ahora, tendra sabor a final. cada estacion de metro, cada taco, cada tequila, cada dormidita, todo pasa a ser una despedida. mi padre me dijo hace poco: "empeza a despedirte de la gente que te hizo mas facil la vida", entiendo que sera una tarea dificil. estoy evitando despedirme de personas, siento que no me voy a aguantar las situaciones y que voy a quedar como una chica sensible de telenovelas. el lunes empiezo, almuerzos, entrevistas, entrega de presentes (no se pueden imaginar la cantidad de cajas de bombones que he de regalar). hago pedorros balances y entiendo esta estadia fue dura, intensa, miscelanica y, sobre todo: increiblemente determinante para mi vida. y asi estan las cosas. las luces, los arboles y los adornos navideños estan por todos lados y eso termina de acompasar estas despedidas. tengo que decirle tambien adios al 2005. esta ciudad es increiblemente atractiva y sumamente amable, me retracto. el df tiene la amabilidad que solo los gigantes pueden tener. puede ser una urbe dura, brusca y densa, pero tiene gestos y ademanes que hacen sentir que se puede estar a salvo. es un gigante chido (copado) de esos que, pese a la apariencia de ogro, puede ayudarte a salir del caos, montada en su mano o colgada de uno de los botones de su gastada chamarra.